3 libras yuca pelada y lavada, rallada

1 taza agua, algo tibia, con 1/2 cucharadita sal un poco harina de trigo

Exprimir bien la yuca rallada, en servilleta. Ponerla sobre la mesa y

desmenuzar bien con los dedos hasta que quede sin grumos, bien separada,

como aserrín. Ponerla en cacerola al fuego y mover siempre con cuchara de

palo hasta que se formen grumos o pegotes. Agregue poco a poco
cucharaditas del agua salada, moviendo siempre,
hasta que se forme un engrudo. Así caliente, sacar el pegote y

sobre la mesa continuar echándole poquitos de agua y amasando con los dedos

hasta que la masa tome una consistencia que se pueda extender. Envolver el pegote en

una servilleta algo húmeda y deje descansar seis minutos. Cortar trocitos

y extenderlos finos, con rodillo, sobre mesa enharinada hasta formar

tortitas o laminas finas, cortando con el borde de una taza o vaso como de

2 1/2 pulgadas de diámetro. A medida que las vaya haciendo, rellénelas, dóblelas sobre sí mismas

formando medias lunas, apretando los bordes para que se peguen bien.

Se fríen en abundante aceite caliente. Antes de freírlas pueden guardarse

indefinidamente en el congelador, colocándolas separadas por papel

encerado.
Se pueden rellenar con un sofrito de cebolla, ajo, ajíes,

tayotas, huevos, carne de cerdo picada, camarones guisados picaditos,

etc.

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